Y luego de unos meses, aparece una nueva embarcación donde seguir navegando por los mares del arte... Casi sin buscarlo, me encuentro cara a cara con un viejo anhelo, el Taller en pleno barrio Bellavista. Como cerré la puerta de mi ex taller, se abrió una ventana.. o mas bien, muchas ventanas..! Así es justamente el taller que tanto quería y que estaba ocupado hace años por una gran artista. Esta vez ella se cambia para dejarme este maravilloso espacio a mi. Un lugar encantador, pequeño y lleno de ventanas que alcanzan todo su esplendor en otoño e invierno, donde el Sol entra inundando cada rincón para hacerme compañía. Ubicado en la parte más alta del segundo piso, mi taller será la mejor forma de seguir navegando muy cerca del cielo, no podía ser de otra forma, con los piés lejos del suelo.
